Eran las 6 de la tarde de un
jueves. La iglesia obró el milagro de aunar las miradas celestiales de los
niños con las experimentadas de los ancianos de la Residencia San Juan de Dios,
de Lucena. El motivo: la solidaridad; el mensaje: la esperanza.
La esperanza que salió de la boca
de los niños del coro del CEIP NUESTRA SEÑORA DEL VALLE, dirigido por Oleg Antoniak. Magistral. Magistrales, de dulzura y
acierto, las gargantas de los niños y niñas que lo forman, que nos deleitaron
con un repertorio de villancicos, de emoción y de esperanzas. El público,
padres, madres y mayores, cuidadoras hacendosas y un ambiente celestial, supo
recoger el mensaje de amor, el universo de alegría que quedó atrapado en las
paredes de la iglesia… Aunque ustedes no lo crean, yo vi refugiarse algunas
notas entre los recovecos del retablo, el semblante de algunas imágenes y la
adustez de la piedra.
Gracias Oleg, por tu trabajo, por
tu música, por tu piano. Créanselo: yo vibré en los acordes de su teclado y en
la sonrisa virginal de aquellos niños y niñas entregados a la ilusión de cantar
a coro, conjuntamente. Como debe ser la Paz; como debieran ser los corazones de los adultos.
Luis Angel Ruiz
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